ETICA SOCIALISTA

CARTA ÉTICA DE LA INTERNACIONAL SOCIALISTA.

  En  los libros Sapienciales y en el Nuevo Testamento hemos buscado la sabiduría que ha servido de base para las culturas judeocristiana y musulmana, que son la base de nuestra civilización  occidental. Medio mundo, al menos  han tenido estas fuentes  como base de su civilización. Pero tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento fueron escritos hace mas de 2000 años, y la pregunta es si lo que allí se dice puede tener hoy alguna validez en nuestra sociedad. 
 Para ver qué fuentes se toman hoy para orientar nuestras vidas en el arte del bien obrar hemos tomado la carta Ética de la Internacional Socialista.
 Copiamos primero esta carta y luego haremos nuestro comentario particular.


                      COPIA DE LA CARTA ÉTICA DE LA INTERNACIONAL

      
SOCIALISTA.   (Adoptada  por el XXII Congreso de la Internacional Socialista, São Paulo)

 Nosotros, los partidos miembros de la Internacional Socialista, reafirmamos nuestra total adhesión a los valores de igualdad, de libertad, justicia, solidaridad y paz que son el fundamento del socialismo democrático. Nos comprometemos solemnemente a respetar, defender y promover estos valores dentro del espíritu de las declaraciones fundamentales y de las campañas de la Internacional Socialista.
Nuestra adhesión a estos valores implica aplicar de la manera más estricta posible, el siguiente código de conducta:

1. Desarrollar políticas progresistas que favorezcan el bienestar de los individuos, la expansión económica, el comercio equitativo, la justicia social, la protección del medio ambiente, en el espíritu del desarrollo sostenible.
Oponerse a toda política económica y social al servicio de grupos privilegiados y favorecer la creación de un sistema económico global que convierta las relaciones Norte-Sur en más justas y equitativas.
Combatir la corrupción en todas sus formas y los obstáculos a la buena gobernanza.

2. Defender la democracia pluralista. Esto implica:
• la libertad de los ciudadanos a elegir entre diferentes opciones políticas en el marco de elecciones libres, frecuentes y transparentes;
• la posibilidad de un cambio de gobierno por medios pacíficos y basado en la libre expresión de los ciudadanos;
• el respeto a los derechos de las minorías y de los individuos;
• un sistema judicial independiente e imparcial basado en el derecho;
• una prensa libre y pluralista;
• el funcionamiento democrático de los partidos.

3. Garantizar en toda circunstancia, el respeto a la dignidad humana y actuar en conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y con las otras grandes Convenciones adoptadas por la Organización de Naciones Unidas y sus Instituciones.
Proscribir la pena de muerte.
Respetar y reforzar los derechos fundamentales de la persona, ya sean éstos los derechos individuales (respeto a la vida privada, a la libertad de pensamiento, al credo, a la educación, a la orientación sexual, derecho a un trato igualitario, etc.), los derechos sociales (libertad sindical, derecho a huelga, protección social, etc.) o los derechos políticos (libertad de asociación, sufragio universal).
Promover la igualdad de género en todos las esferas de la vida privada y pública; incluyendo al interior de nuestros partidos y en la toma de decisiones en todas las áreas y a todos los niveles.
Luchar contra toda forma de discriminación basada en el género, la raza, el origen étnico, la orientación sexual, la lengua, la religión, las convicciones filosóficas y políticas.
Combatir toda corriente ultranacionalista, integrista, xenófoba o racista y abstenerse de toda forma de alianza política o de cooperación, en el nivel que sea, con todo partido político que incite o intente avivar los prejuicios y los odios étnicos o raciales.
Rechazar y oponerse resueltamente a toda desviación hacia el autoritarismo y a todo sistema político que tolere o practique la violación de los derechos humanos para conquistar o asentar su poder (asesinatos políticos, tortura, arrestos arbitrarios, censura de prensa, la prohibición o represión de las manifestaciones pacíficas, etc.).

4. Apoyar una acción internacional que favorezca la paz, la tolerancia, el diálogo, la comprensión y la cooperación entre los pueblos.
Abstenerse de emplear la fuerza militar para conquistar el poder o para dirigir una política exterior fuera del marco autorizado por las organizaciones internacionales pertinentes.
Esforzarse por eliminar las armas de destrucción masiva y trabajar en favor del desarme.
Reforzar el papel de Naciones Unidas y de las instituciones regionales que trabajan en favor de una solución pacífica de los conflictos.
5. Un comité de ética estará encargado de velar por el respeto del presente código de conducta por todos los partidos miembros y está habilitado para formular recomendaciones como también proposiciones de sanciones, a las instancias dirigentes de la Internacional Socialista.
                                  (Fuente: Artículo publicado en el País 3.4.2004).

                            COMENTARIO A ESTA  CARTA EN ABRIL DE 204
 

 

Lo primero que observamos  es que se trata  de establecer  una ética fundamentada en  los sentimientos humanitarios y en la justicia de las leyes humanas, todo ello al margen de los mandamiento divinos y de las creencias religiosas, pues Dios no tiene cabida en el Socialismo progresista actual.
¿Es posible crear un  sistema ético y socio-político al margen de las creencias religiosas?
Maquiavelo, nada sospechoso de ser  de “la banda de los beatos” decía hace ya mas de quinientos años en El Principe:  “El indicio más seguro de la ruina de un Estado es ver despreciado el culto divino, porque toda la religión tiene una base capital en que descansa su sistema”.  Esta base sobre la que descansa todo sistema socio-político no es otra que la del temor a ser castigados si se obra mal, y la confianza  de ser recompensados  si obramos bien. Esto es lo que entendemos por justicia verdadera, que es la que todo ser honesto desea,  y es el principio básico de todo buen ordenamiento social.
Otro filosofo a quien también gustan citar los ideólogos del ateismo es  Juan Jacobo Rousseau, y éste  en el siglo XVIII escribía: “Es cosa más fácil fundar una ciudad en el aire que construir una ciudad  sin la creencia en Dios”.  Tal vez alguien piense que estas ideas de Maquiavelo y de Rousseau  eran buenas en los siglos pasados, pero que no valen para los  tiempos de hoy. Hoy no podemos olvidar que tenemos la experiencia de países que habiendo vivido durante años  al margen de los principios religiosos  están volviendo a estos principios como remedio a sus corrupciones. ¿Por qué? Porque como dice Maquiavelo los países sin un sistema basado en la justicia divina –en la justicia verdadera- (llámese cristianismo, mahometano, judaísmo,  budismo, o lo que sea) están abocados a la ruina, y así parece confirmarlo la realidad histórica. Sin salir hoy de nuestro país estamos viendo que la sociedad ha dejado de confiar en la justicia, y puede observarse que la corrupción a nivel político-social  ha aumentado desde que esto empezó a ocurrir con los gobiernos socialistas. El temor al castigo inevitable  si obramos mal, y la esperanza de recompensa segura si obramos bien son los  mejores aliados del hombre para un comportamiento honesto y una convivencia pacífica entre todos . Esta creencia es la que más reprime el mal y la que mas incita al bien, mucho más que cualquier tesis basada en el humanismo, en el altruismo o en las prédicas de los derechos humanos. 
No estoy diciendo que sean inútiles las cartas sobre ética , o  que sea malo apelar al humanismo, o al altruismo o a leyes humanitarias. Sea bienvenido todo  lo que contribuya a fomentar el bien y evitar el mal. Pero mientras la justicia humana sea burlable, y la historia nos dice que siempre lo ha sido, no podemos fundamentar solo en eso el sistema social. Necesitamos apoyarnos en algo superior a todo eso. 
 
Se podrá objetar a esto que esa justicia verdadera que predica toda religión  es una utopía. Pues utopía y todo está demostrado que ha dado buenos resultados en la sociedad,  pero es que los creyentes tenemos la convicción de que  no se trata de una utopía sino que es una realidad que todo mal tendrá su castigo y todo bien su premio, y creemos esto, aparte de porque parece lo más razonable y lo más lógico, porque así lo ha revelado nuestros Dios y así lo ha enseñado ese Cristo Jesús que resucitó para probarnos que sus enseñanzas están en la verdad.
Del existencialista Albert Camus, es también la siguiente frase: “Sin  Dios, todo está permitido” Y es que si  no se cree en nada, si nada tiene sentido y si no podemos afirmar ningún valor superior, todo es posible y nada tiene importancia. En la vida daría igual obrar bien que mal, y esto, -lo hemos visto en los libros de la sabiduría,- sería convertir la vida del hombre en un absurdo.
Tocqueville, otro que tampoco tiene nada de carca, dice  a su vez  que “la falta de religión es un accidente, ya que la fe es el estado permanente de la humanidad” y Newton decía que un buen astrónomo o un anatómico (los científicos de su época) no podían  ser ateos porque la ciencia lleva a una inteligencia superior, llámese Dios o como se quiera llamar, y en cambio –decía él- si podían  ser ateos  los personajes mediocres, porque la poca  ciencia aleja de Dios.
A pesar de todas estas opiniones hay políticos, con Zapatero a la cabeza, obstinados en erradicar a Dios de la sociedad y crear un sistema político social sin creencias religiosas, argumentando que  esto es síntoma de progresismo.  De momento lo que observamos es que en España a medida que Dios ha ido desapareciendo de la sociedad está aumentando la corrupción en lo político, en lo social y en lo económico, donde prima el enriquecimiento rápido por cualquier vía, deteriorándose la democracia  a pasos agigantados por los pactos políticos  cuyo fin es mantenerse en el poder aún a costa de los intereses de la nación, poniendo en riesgo su gobernabilidad futura amenazada por los nacionalismos favorecidos y apuntalados por esos pactos a cambio de votos para aprobar leyes injustas que la mayoría de los españoles detestan.  

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